Érase una vez una seta en la que vivían pequeños duendes mágicos.
Un día paseaba junto a la seta un gnomo malvado que siempre andaba molestando a las pequeñas criaturas.
Intentó comerse la seta pero los duendes con su magia le dieron a la seta un aspecto oscuro y mal oliente, tanto que parecía que estaba podrida y el gnomo pasó de largo y no se la comió.
Otro día fue un lobo quien se acercó a olisquear la bonita seta, y es que esta tenía un color muy bonito y atractivo y eso hacía que todos se fijarán en ella.
Los duendes la hicieron estornudar y eso hizo asustar al lobo y huyó.
Y así siempre que un peligro amenazaba a la bonita seta los pequeños duendecillos la protegían y salvaban.
FIN