Érase una vez una niña que no comía nada de nada.
Cuando se montaba en su bicicleta para ir a jugar con sus amigos siempre se caía, lo mismo pasaba con: los patines , andando, en el patín...
Hasta que un día su madre preocupadísima decidió acudir a un médico (pediatra).
El médico le dijo que le diera gelatina, la madre le preguntó que dónde podía comprarla y le dijo que en el supermercado había de muchos sabores y la madre la eligió de fresa.
La niña hizo un esfuerzo y se la comió entera y nunca más se cayó jugando y tuvo energía.
FIN