Había una vez un niño que jugaba a Free fire.
Un día ese niño jugó a las 3 am. y le pasaban cosas muy feas.
Cuando ya tenía veintitrés años había recordado que tenía Free Fire pero no quería jugar porque ese día le habían jalado las piernas.
Decía:
-¡Qué miedo!
No le hizo caso y jugó.
FIN
